Tarot Osho Zen

Control
Hay un momento y un lugar para el control, pero si dejamos que éste lleve las riendas de nuestras vidas terminaremos completamente rígidos. La figura está encajonada dentro de los ángulos de las formas piramidales que la rodean. Aunque la luz produce destellos y reflejos en la superficie brillante, no penetra; es como si la figura se hubiese quedado casi momificada, dentro de esta estructura que ha construido alrededor de sí. Sus puños están apretados y su mirar es vacío: casi ciega. La parte inferior de su cuerpo, debajo de la mesa, tiene punta de cuchillo; es una esquina cortante que divide y separa. Su mundo es ordenado y perfecto, pero no está vivo; no puede permitir ninguna vulnerabilidad o espontaneidad dentro de sí.
* La imagen del Rey de las Nubes nos recuerda inspirar profundamente, relajar nuestro cuello y tomarlo con calma. Si se cometen errores, está bien. Si las cosas se escapan un poco de las manos, posiblemente es lo que el doctor prescribió. La vida te ofrece mucho, mucho más que el hecho de llevar “las riendas de las cosas”.
Las personas controladoras siempre están nerviosas, porque en lo profundo hay un torbellino oculto. Si no te controlas, si fluyes, si estás vivo, entonces no te pones nervioso. No tiene sentido estar nervioso: lo que tiene que suceder sucede. No tienes expectativas con respecto al futuro, no estás fingiendo. Así que, ¿Por qué tendrías que estar nervioso?
Para controlar la mente, uno tiene que permanecer tan frío y congelado que impida a la energía vital penetrar en el cuerpo. Si se permite a la energía moverse, todas estas represiones saldrán a la superficie. Por eso, la gente ha aprendido a ser fría, a tocar a otros sin tocarlos, a ver a otros sin verlos. La gente vive con clichés: ¡Hola!, ¿Cómo estás?. A nadie le importa realmente. Esto solamente se hace para evitar el encuentro real entre dos personas. La gente no se mira a los ojos, no se coge de las manos, no intenta sentir la energía del otro, no se permiten fluir el uno con el otro. Tienen miedo; simplemente aguantan. Fríos y muertos, están metidos en una camisa de fuerza.
OSHO, Dang Dang Doko Dang, cap. 5